Llegamos en el vuelo 001 de Pan Am, desde Londres, vía New York, donde pasamos unos días muy agradables a pesar de que Gilberto ya venía preocupado por los gastos y el dinero que nos quedaba.
Ya estamos aquí en el Waldorf, íntimos del botones, quien inmediatamente nos bajó las maletas de lo más amable, la montaña de maletas de los cinco. Veníamos desde Londres, Nueva Delhi y así una cantidad de ciudades. Llegamos dos días antes de la reservación, porque habíamos adelantado el vuelo a Dheli, por lo del Año Nuevo Indú.
Es la semana de la moda en New York y todos los hoteles están full. Total que Gilberto se las arregló con el botones (que lástima, que no recuerdo su nombre), para que nos ayudara con el maletero y se quedara ahí guardado en el Waldorf, mientras nosotros hacíamos el peregrinaje hasta cumplir con el día de nuestra reservación.
Conseguimos por una noche en el Sheraton Manhattan, justo al lado del Waldorf, ¡bello!, lo acaban de remodelar y estrenamos habitaciones, pero tuvimos que mudarnos porque estaban full para el día siguiente. De nuevo a mudarnos, esta véz un poco más allá, en un edificio viejo, como de apartamentos que están convirtiendo en hotel, no nos gusta nada, todavía vive gente en los apartamentos y tenemos a una viejecita en silla de ruedas de vecina. Total que nos toca enfrentar una parte de la vida dura . Esta viejecita estará allí hasta que muera, pues no la pueden sacar, la ley la ampara ¡Gracias a Dios!
New York está de fiesta con la moda y nosotros muy curiosos paseando por sus calles. María Andrea y Daniela delirando de emoción e Ivonne muy ocupada averiguando a cuál evento podremos ir.
Muy difíciles los plays, por lo de la semana de fiestas y nos fuímos al cine. A hacer la cola para ver la película prohíbida en muchas partes: "La Ultima Tentación de Cristo". Una cola enorme y gente protestando contra los que estábamos en ella, la cosa se puso fuerte.
Finalmente, la vímos y nos formamos nuestro propio juicio, puras especulaciónes, porque para los que tenemos fé, esta es inquebrantable y ahí quedó todo.
Conseguímos para un play, el de las Roquettes, que tiene añales en Browday y nunca la habíamos visto. No es mala, algo así cómo una película de Fred Astaire, puro baile, y ese mujerero emparejado, todas igualitas.
Caminando por las callecitas cercanas a la 5ta avenida, nos encontramos a William Hurt. ¡Y yo, que les digo a las niñas:-¡pídanle un autógrafo!, pero estaba hablando por señas con la novia, Marleen Matlin, que es sorda de verdad, pero muy linda. Nos quedamos embelezados viéndolos hasta que Gilberto nos llamó la atención pues íbamos a llegar tarde.Total que nos despedimos. Con señas, les dijimos adios.
Entramos a orar en Saint Patrick y caminamos como locos hasta Bloomingdales y Schwartz, la jugueteria donde se fascinaron con un piano que se toca caminando sobre él. Esta juguetería es un emporio de maravillas, no hay juguete que no encuentres, cada uno más lindo que el otro.
Fuimos a cenar en Post, una rica carne, (son de la misma cadena del Smith &Wollensky). Tambien estuvimos en down town, por todo el barrio chino y el italiano, comimos chesse cake en el Village y finalmente ya estamos de nuevo instalados en el Waldorf.
Haciendo planes para pasarla lo mejor posible, los poquitos días que nos quedan .
Pateando las calles para ahorrarnos los centavitos y gastarlos en mejores cosas, alimentos para el espíritu, ya que todo nos parece carísimo.
¡Claro, veníamos del Jan Path!, ese enorme y mágico bazar en Nueva Delhi. dónde Daniela quería pagar el doble por todas las cosas, porque ¡pobrecitos! (-si eso que piden no cubre ni el costo de las telas de lo que venden).
Y yo regañándola todo el tiempo, diciéndole que había salido igualita a Tata, que siempre paga el doble cuándo algo le parece muy barato.
Este viaje a la India y demás ciudades, creo que lo recordarán siempre, ha sido todo tan maravilloso, gracias a Yvonne, que pudímos realizarlo, ¡que suerte!
En primera clase dentro de los aviones. Pero tambien comiendo hot dogs con mostaza y helados Dove por las calles.
Saturandonos con la cultura ambulante que se encuentra por todas partes.
Además fuímos al Zoo... Y vimos al gorila más negro y brillante, con la piel tan pulida que parece patente y sus ojos marrones acaramelados, de mirar penetrante, cási humano. ¡Qué gran mono!
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