If found please return to: Norka Cristina Madrid de Armand.
Av Araure , Res. El Trebol 3er piso apt 3 A . Chuao. Caracas. Venezuela
Teléfono: 332926.
Destinations: Ankara Turkia, Congreso Mundial de Turísmo.
Dates: 17 de octubre de 1971.
Caracas
Ciudad de México
La Paz
Los Angeles
San Francisco
Tokio
Hong Kong
Bangkok
Nueva Dheli
Karachi
Beirut
Ankara, (Congreso)
Istanbul
Atenas
Belgrado
Duvrocnik
Trieste
Venecia
Florencia
Roma
Caracas.
Compra de dolares: 29/8/71 = 730$
Efectivo: yo, 145.
LOS PASAPORTES ESPECIALES: Porque vamos en viaje oficial...
Encargos:
Fernando: talla de zapatos, 8. Chaqueta de cuero negra ( una talla menos que Gilberto). Amortiguadores del carro.
Yvonne: pantalones y lo que me guste talla 8.
Antonieta:un perfume y lo que me guste.
Las niñas: María Andrea talla 3 años, Daniela 2 años. Aymara talla 10 de niña.
Olga: un perfume y unos lentes.
Bayito: pijamas y unos zapatos talla 7d tipo mocacín con gomita en el empeine.
Gilberto: talla 8 zapatos y 15 de camisas, igual a Gilberto.
Mi papá: talla 8 y 1/2 de zapatos y las camisas 15 y 1/2 o 16.
Nelson: un regalo.
Tía Ana, (un camisòn...que no sea de colorines...)
Tata: un regalo y unos zapatos bien cómodos...
Andreína talla 10 o 11 de niña.
Tatiana: talla 12. Las niñitas de Olga 6 y 7.
Carola: talla 6 y zapatos igual que Yvonne y yo.
Teresita y la Señora Selva: un regalo a cada una.
Caracas 9 de octubre de 1971.
Salímos de Caracas a las 9am del sábado 9 de octubre de 1971. en el vuelo de Viasa, vía Ciudad de México.
Allí nos esperaba el director de relaciones públicas de Viasa con unos enormes ramos de rosas para Beatriz y para mí.
Cuatro horas y media de vuelo, un viaje perfecto, la comida rica y la atención en primera clase esmeradísima.
Íbamos vía Los Angeles en tránsito por el aeropuerto, estuvímos viendo todas las tiendas. Compramos unas pulseritas de plata, unos cofres de cristal y bronce, unas azucareras y unos jueguitos para el vinagre y el aceite en alpaca de lo más lindos.
Después de una hora en el aeropuerto salimos para Los Angeles con escala en La Paz donde hícimos aduana y luego de unas paseaditas por el peladero de chivos que nos pareció y los 40º de calor que nos recibieron... y se nos hizo eterna la hora y 1/2 de espera para la conexión a Los Angeles. Ya en Los Angeles, nos esperaban el hermano de Diego y su esposa, quienes se unieron a nosotros para seguir a San Francisco, donde pasamos dos días super agradables.
El Vice-Consul de Venezuela en San Francisco nos esperaba en el aeropuerto y nos llevó a recorrer la ciudad. Comimos en un restaurant llamado Coma's, los cangrejos más grandes que hemos visto en nuestras vidas.
Con el cambio de hora nos fuimos a dormir a las 3 am, en realidad las 6am para nosotros. Ya llevamos 24 horas sin dormir... Sufrí un surmenage que me duró 10 min. Según Gilberto: no podía con esa sensación tan desagradable y no sentía el agua caliente en el baño y titiritaba del frío. Me tuvo que cepillar y frotar con las toallas y la bata para que reaccionara.
Realmente creí morir.
No imaginaba a San francisco como la fabulosa ciudad que vimos. Sorprendida por su belleza pensé :¡Es magnífica!.
Sus colinas encumbradas por donde puede verse desde las calles cómo se desenvuelven las vidas en las casas a través de las ventanas, cómo se mueve su gente.
El tranvía... Y al frente la isla de Alcatráz, famosa en una época no muy lejana por ser una cárcel de máxima seguridad y ahora por ser un asentamiento indígena. Imposible llegar hasta allá, no lo permiten.
Los hippies estan por todas partes, viven en unas camionetas pintadas de flores, margaritas principalmente y con las chimeneas echando humo desde un lado del techo de estas camionetas... en ellas se movilizan y se instalan en todas las calles empinadas. Difíciles de caminar, lo que no impide que esten llenas de hippies, y de "galletas". Los cuales son graciocísimos, mezclados entre los comunes como nosotros... Un poema beatnick.
Los mercados, el muelle con sus ventas de peces, enormes cangrejos y langostas.Y el Golden Gate imponente, como los jardínes japoneses, las casas y su gente, una ciudad cosmopolita y bella. Quiero volver. Me dije
I want a hole your hand
A las 3 pm del día 11 de octubre de 1971, llegamos al aeropuerto y ya montados en el 747 de Pan Am, estrenando vuelo, vía Tokio, aeropuerto Haneda, en el Jumbo Jet de Pan Am 747, oyendo las explicaciones peculiares del caso en todos los idiomas.

Elevándonos y dejando atrás la ciudad deslumbrante con sus calles, edificios y gente. Dejamos todo atrás y entramos al espacio... Todavía puede verse la ciudad con sus montañas, sus verdes y azules, mientras, nivelados aquí en el espacio, en este estado de gravidez. con unos audífonos en los oídos, oyendo cualquier tipo de música, (yo, la del canal ocho).
Calculando las diez horas y media de vuelo que se tardará este jumbo jet para llegar a Tokio, no puedo imaginar lo que haremos. Beatriz y Diego están arriba, ya que el avión tiene dos pisos para la primera clase y se puede hasta bailar ya que sólo estan ellos, allá arriba... así que subiremos...
¿El tiempo? Algo formidable, pasa y se retrocede, o sea que viviremos otra vez el día, llegaremos al amanecer del día ya vivido...
Continuará...
Ya en Tokio.
Nuestra impresión, la mía particularmente, es que Tokio se ve como una ciudad totalmente occidentalizada. Tiene una torre, "Tokio Tower" exacta a la Torre Eiffel, pero más alta.
Los edificios, las casas, los carros, todo se parece a los de Europa o los Estados Unidos.
-Yo los llamo los alemanes amarillos por lo ordenados y sistemáticos que parecen los japoneses.
Tomamos un tour para ir a conocer la parte típica de la ciudad y pudimos ver lo que aún conserva su antiguo encanto. También los jardínes y el palacio del Emperador. Y el Muji, uno de los parques más grandes del mundo, el pulmón de Tokio, donde se encuentra el Templo de Buda... No existe la imagen de Buda, en este Templo. Los creyentes lanzan monedas y dan palmadas para hacerse oír, las monedas las lanzan para llamar la abundancia. Las huellas de estos impactos se reflejan en la madera de sus puertas, allí puede palparse la cantidad de llamadas que ¡claman!.
...Recorrímos lo más que pudimos esta parte, la más interesante a mi manera de ver.
...Sus calles, sus parques, sus casas típicas y también sus avenidas modernas como Grinsa iluminadas por las noches con neones de todos colores en cada negocio.Y lo mas asombroso, la voz de nuestra Edith Salcedo, cantando "Moliendo Café", se oye por todos lados.
Sus niños con las banderas para pedir paso al cruzar las calles y las máquinas de oxígeno en cada cuadra, donde por un yen, respiras el oxígeno de esas máquinas y purificas tus pulmones de la contaminación ambiental.
Hay una gran campaña en contra de la contaminación, los edificios en construcción están tapados con unas enormes paredes de madera pintadas de blanco hasta que los terminan de construir. Las personas que tienen gripe o cualquiera otra enfermedad que se contagie, andan con sus mascarillas dando la impresión de haberse escapado del quirófano de algún hospital.
No me impresionó la comida, ya estaba familiarizada, en Caracas, hemos ido muchas veces al Kamon, el restaurante japonés del Rosal, Gilberto es amigo de su dueño.
Aunque viendo la comida aquí, la cosa cambia, pues lo comen todo casi crudo o crudo. La carne apenas la hierven en una agua gris, que luego se toman agregándole el tofu, y el miso, y los vegetales. Lo único que yo me como feliz, son las mazorcas de maíz y las zanahorias crudas.
No me gusta el sushi y el tempura es todo lo que pido en los restaurantes, aunque no lo hacen a la manera occidental.
En los restaurantes, las mesas tienen en el centro una plancha caliente donde uno va cocinando todos los alimentos, que generalmente te los sirven crudos. El sashimi, por ejemplo, son lonjas muy finas de carne o cerdo y vegetales cortados finamente también, que terminas pasando por esa agua hervida y todo se pone gris, espumoso... y finalmente lo sazonas con soja y le agregas un huevo crudo, que supuestamente se cocina con el calorcito del agua. ¡Horrible! No me gusta nada, sigo con mis vegetales crudos y las galletas que me traje del avión, ¡Gracias a Dios!
Es un rito comer en Japón, se van colocando las lonjas de carne y los vegetales en la olla de agua hirviendo o sobre las planchas, luego aderezas con soja y conversas todo el tiempo... De cómo te trata la vida, etc, etc.
FOTOS AQUI.
El amigo de Gilberto, el japonés que llegó a Caracas como cocinero de la Embajada, le cuenta, que se enamoró del Ávila y quizo quedarse en Caracas. Por lo que montó ese restaurant, el kamon, en el Rosal. (pienso que tuvo que adaptar las comidas, porque nosotros no tenemos esta cultura de comerlo todo crudo, los pescados y las algas).
Fuimos al teatro japonés, a ver el Bugaku and Gagaku (ancient japanese dance). Muy bello el espectáculo, tomando en cuenta que todos los artistas son hombres.
Estuvímos cenando en un restaurant típico, de geishas, que no es para turistas, nosotras Beatriz y yo, eramos las únicas mujeres en todo el restaurant. Me comí únicamente las mazorcas ya que no puedo con el huevo crudo sobre la carne gris y el miso nadando entre el agua blanquecina.
Camino del aeropuerto, a lo lejos, divisamos al tren bala, como una ráfaga. Iba directo a Kioto, si no fuera por el apuro nos hubiésemos ido en él.
14 de octubre de 1971.
Llegó la hora de irnos a Honk Kong. El vuelo perfecto, aunque el avión nos pareció (comentábamos), una avioneta en comparación al Jumbo 747 de Pan Am, aviones que necesitan enormes pistas de aterrizaje, ese será uno de los avances tecnológicos que nos espera en la historia.
Continuará.
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