MAYO DE 1988.
ATHENAS.
En el apartamento, unas hermosas rosas y una tarjeta de bienvenida sobre la mesa, nos alegraron muchísimo.
Con tantas atenciones, emocionados salímos a pasear por el Pireo, vimos la Acrópolis, el Templo de las Cariátides, La ciudad Antígua y el Hilton... Recordando por donde habíamos estado, la vez anterior, como Pulgarcito.
Al día siguiente paseo por Plaka´s, compra en las tiendas. Unas pulseras de plata con los carneros , una sortija de oro con rubicitos y unos zarcillos, son bellas las joyas aquí. Luego
a preparar viaje para Mikonos, sin muchas dificultades porque Gabriel nos dejó todo divinamente bien explicado, con las direcciones escritas en griego y español para evitar confusiones. Y todas las palabras de la cotidianidad debidamente traducidas al griego, casi que nos venimos hablándolo. estábamos felíces.
Mikonos, las calles angostas terminando casi todas a la orilla del mar. Con sus casas blancas, las puertas y ventanas de colores diferentes, azules, rojas, amarillas, verdes, marrones, porque así fue decretado. Las flores caen de sus balcones... Y más callecitas y recodos con escalinatas y una que otra Iglesia en muchas de sus esquinas.
"Los Petros" (pelícanos), domesticados, acostumbrados de tan zánganos, a comer de las manos de los turistas, se confunden con el paisaje.
En Mikonos pasamos el día de San Jorge, comimos galletas y dulces en cada casa que se nos acurrió asomarnos... No pudímos disfrutar de sus azules aguas mediterraneas por el frío. Las playas nudistas, desnudas de bañistas que se habrán quedado en sus casas aprovechando el fuego de alguna chimenea caliente y confortable.
De aquí a poco, volver a Athenas y emprender el vuelo para ISTAMBUL... El Gran Bazar, donde yo quería comprarlo todo por 10$. y a Gilberto, le parecía carísimo. el frío sigue que cala los huesos. Menos mal, que estamos bien abrigados con los cueros que compramos en la nueva tienda Deri-show. Parecemos estandartes del Gran Bazar, con los cueros y las joyas encima, paseándonos por el río. En un barco sobre el Bósforo, bailando después de pisar los Continentes, atravesando ese paisaje de Minaretes con la media luna y su estrella por detrás.
Hemos disfrutado mucho en general, la comida ha sido muy sabrosa, las bailarinas expertas danzarinas del vientre a pesar de que a algunas estos les cuelgan, los mueven como remolinos... La música típica invade nuestros sentimientos y nos impulsa a ir a las Mesquitas, ya hemos orado en todas ellas.
Esta noche veremos más bailarinas y mañana nuevas alfombras, en este meteórico viaje ya hemos volado en ellas mimetizando idiosincrasias. Cambiando infinidad de veces nuestros sentimientos tratando de entender al mundo.
En el poco tiempo que tenemos para descansar, Luis insiste en llamar a París para reservar en el Crazy Horse, quiere seguir viendo mujeres, parece un verdadero caballo loco.
Hay tanto que ver y sentir en esta milenaria ciudad donde convergen cantidad de civilizaciones, que me molesta tener que pensar que todavía hay alguien que no se conforma.
Estuvimos jugando en el casino y Gilberto ganó, pero hubo un temblor y nos fuímos a dormir, no sin antes cambiar nuestras fichas.
Luego en el avión a...PARIS.
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