ACUARIO. IV.
Recuerdas cuando te visitaba en la cárcel y no tenías mas nada que pedirme, sólo que te buscara las cosas...Y que te fuera enseñando a caminar como mujer, y que te llevara pintura de uñas y una peluca .
¿Que viera bien cómo haría, pero la peluca tenía que estar allí lo más pronto posible, porque ya estaba todo casi listo...?
Que habías ensayado bastante y estabas haciendo dieta para cuando te pusieras el vestido no te vieras tan gruesa, tan voluminosa.
Que ya pensabas en femenino para irte acostumbrando y ya sabias mover las caderas así, contoneandote, con las rodillas una delante de la otra, bien junticas, como lo hacían las modelos, lentamente para pasar desapercibida.
Que estabas practicando cómo ibas a hacer para que no te vieras tan alta, Que te estabas encojiendo con un dejo de elegancia y mesura para que los guardias no te fueran a mirar raro.
Que esperabas que te llevara la peluca, para lanzarte por el patio los dias de visita, a ver si no te conocían y así practicabas unas dos o tres veces antes del día en que pensabas evadirte.
Que querías una peluca de hippie, porque esas melenas desmelenadas eran las que estaban de moda...
_"¡Coño, y que no se te olviden los zapatos y que no sean muy llamativos porque me joden!"
Que estabas fastidiado de tanto ensayar cómo maquillarte porque tú eras muy macho. Que aunque eras un indio cerrero y recio tenías un carro bautizado porque no estaba de más una ayudadita del cielo. Aunque eras vegetariano y no comias carne. Y todos esos preparativos te traían de muy mal humor, pensabas, cómo serían los zapatos mandados a hacer con la piel del baquiro, porque era la época de las matazones.
Que hasta había venido gente de Europa a filmar y a protestar por tan sanguinario hecho.
_Lo que soy yo, me escapo de esta verga, como mujer, como sea, pero no me quedo un día mas del once, te lo juro!".
¡Baquiro, baquirito!¡, cachicamo, cachicamito!...Y la piel de los baquiros es dura y con ella hacen zapatos y botas para los vaquianos...
_"¡Y que no tengan el tacón muy alto, porque entonces voy por ahí dando traspiés por los nervios!", "Y que no sean muy llamativos porque me joden!, _ Decías_
Así me hablabas y yo cada día más experta, vestida y que a lo gitana, para irte dejando los trapos uno por uno... Y cuando llegué con la peluca, con el pelo liso, de las mas finas, y pegada a mi craneo con goma "elefante". Casi me quedo calva porque no me la podía arrancar. Y para esconderlo todo tuviste que hacer un hueco debajo del lavamanos y lo tapabas con la caja de cartón donde dormía el gato, al que tenías que untarle aceite de comer en las patas y darle tu leche caliente todos los días, para que el condenado no se fuese a ir para otra celda.
Y uno en la calle comiendo pastelitos y arroz integral, en el vegetariano. Y algo de carne, escondida, para no ponerme "SAMPACU'". Pero no te preocupes, que bastante falta me haces. No vayas a creer que andaba contenta sabiéndote preso, no, que va, no vayas a creer que andaba por ahí viviendo el amor libre como hacían los hippies, te juro que no. ¡Por esta Cruz!. Que sólo pensaba en cuándo sería el día en que estarías fuera.
Que ya una vez te habías chorreado por la cuerda floja de un onceavo piso y ahora faltaba que pudieras repetir la hazaña vestido de mujer, porque eso no lo habían hecho todavía y los guardias estaban desprevenidos aunque ya no creían en lo de las enfermerías y tampoco en lo de los túneles y SINQUELALEPROSADESOREJADA supiera nada de los desplazamientos, lo que eras tú te escapabas como fuese...
Se necesitaba tener cojones y sentirse con el ánimo muy elevado para evadirse vestido de mujer y por eso recé, recé siempre, para que pudieras pasar frente a todos esos guardias sin que se dieran cuenta.
_Salir, es más fácil_ Pensabas_ Porque los guardias están cansados. Porque se aglomera ese mujerero con sus carajitos llorando, todo el día ahí, visitando al tipo, con hambre y ganas de irse, porque ellos sentían que pasaban los domingos presos, cuando esos carajitos, lo que querían era jugar.
Eso facilitaba las cosas y te sentias angustiado por las tardes porque faltaba una semana y ya habías paseado un rato por el patio y ni los presos se habían dado cuenta... Y yo aprobaba tus movimientos, lo hacías con calma y seguridad...
¡Baquiro, baquirito!¡cachicamo, cachicamito!... Y la piel de los baquiros es dura y con ella hacen zapatos y botas para los vaquianos.
No preguntes si te amo
porque yo te lo demuestro
no me preguntes si te quiero
porque lo tuyo es...
Recordar cómo hicimos el amor en ese carro destartalado, en el baño, como nos revolcamos en la arena, como lo hicimos delante de todos y sin que se dieran cuenta... Ahí mismito, en un lado. Y con las manos me tocabas y yo temblando con cara de yonofuí,
Pero quería más y más, quería que te escaparas para hacerlo de nuevo en Los Médanos de Coro, entre la soca de la caña, entre el bagazo, chupándonos hasta dejarnos secos, revolcándonos y espantando a los matos grises de piel dura y prehistórica.
En la "Panza de los Indios de Gran Abundancia", la meseta de Fandeo, la hacienda. Allá debajo del pozo, respirando los veintiocho grados, empegostados por la melaza, entre las panelas a medio cuajar, con los batidos de anís oliendo y entre la caña amarga, y bajo el limonero, y en el techo al lado de las tuquecas y las lagartijas, sin importarnos nada, sólo tú y yo, tú y yo.
Tú y yo, jodiendo hasta el amanecer , chupando caña y con el pelo confundido entre el bagazo y tú preguntandome :¿Quieres más?. Y yo sin el centímetro para medir la exageración.
Recuerdo como me mirabas para indicarme que estabas dispuesto a que nos perdieramos entre nosostros mismos, a crucificarnos de amor. Que esa es la mejor muerte.
Dandole variaciones a nuestra cotidianidad, mirando películas porno sin asombrarnos, porque mejor era lo nuestro, nosotros ibamos al fondo, más allá del túnel, al centro, al núcleo de nuestro propio yo. Y eramos todos y muchas a la vez. Y uno y una sola mil veces, sin agotarnos, con la piel erizada, esperando, sensualizando cada pliegue, cada beso, cada abrazo.
Cubierta yo por pétalos salvajes que habías recogido en el amanecer, todavía húmedos y fríos , exitantes, y tú comiéndotelos uno a uno hasta embriagarte.
Así te recuerdo y así quiero que sigas siendo, aunque hayamos muerto mil veces once, porque once son las estrellas.
Así te deseo empalagandote a mi lado, unido a mí, por una vez y para siempre aunque hayamos muerto mil veces once.
Eso es lo que quiero, ser capaces de maravillarnos, poder descubrirnos porque lo deseamos, porque lo sentimos, porque para tí sigo siendo la misma muchacha bella hasta la hartura, con una belleza que sigue allí dentro, bien guardada, unicamente para tí, porque es mi ofrenda, porque te amo y te he amado en todas tus vidas.
No te dejaré morir, mientras viva, ahí estarás siempre a mi lado, cuidándote, para que no muramos si no es de puro amor. Entre Peces y Capricornio que es el Macho Cabrío.
Entre el veintiuno y el veinticuatro cuando estaba lista para multiplicarnos y llevé con orgullo mis barrigas y nos estudiamos el Kamasutra para no quedarnos ahí contemplandonos solamente.
Y nos aprendimos todas las posiciones, las once de los Templos Indues, las once de Thailandia, las once del Japón, las once de la China, y las once de las Islas Maui y Las de las Once Sirenas... Y nos amabamos. Y nos seguiremos amando desde el Pleistoceno hasta mi Galaxia. A raticos, en cualquier momento, con una mirada y desde siempre, con todas las ganas...Porque ese es el secreto de la felicidad, todo en todo momento y tambien poco a poco a pequeñas dosis para poder asimilarlo.
Como las cucharadas de "Emulsión de Scott" que me daban cuando era pequeña y no sabía que era para fortalecerme. Pensaba que era porque la felicidad se lleva a cuestas, como llevaba el hombre de la "Emulsión de Scott" al bacalao, pesadamente entre pequeños tramos de nuestra historia.
La emulsión de Scott, me la daban para abrirme el apetito, en unas cucharas de plástico de colores que venían con la botella, para que me gustara, y aún así me iba en vómito, cuando ese musílago pasaba por mi garganta, me reventaba de asco. Y por eso fuí siempre amarilla, flacucha, chimbomba.
Recuerdo todo eso justo cuando la carne está escasa. Fué por esta época cuando pusiste de moda eso de evadirse de las cárceles vestido de mujer.
Cuando la carne está escasa, en El Llano agarran a los baquiros y los meten a todos enguacalados y comienzan a disparar y baquiro que cae, baquiro que se echan encima. Y el olor es nauseabundo y la sangre corre como hilos desenfrenados hasta el río de la vida y la caña dulce se pone amarga y allí queda la muerte.
Eso es muerte, muerte a las cinco de la tarde como el poema de García Lorca.
A las cinco de la tarde y es llanto y es muerte, muerte y llanto, llanto y muerte a las cinco de la tarde...
Cuando matan a los baquiros, se los hechan encima, les quitan la piel y los deguellan. El cuero dicen es muy útil para hacer botas, zapatos fuertes para usar en el campo. El cuero es impermeable y dura mucho en los pies de los vaquianos.
¡Baquiro , baquirito, no quiero estar en tu pellejito!.
Y la leprosadesorejada no sabe nada, no sabe que fuí a visitarte, a llevarte los zapatos de tacones altos, talla cuarenta y uno, once en talla americana, porque once son las estrellas y once los muertos.
Fue muy difícil lograr que el zapatero hiciera unos zapatos de mujer tan grandes y aquellas explicaciones : Que si son para mi mamá, que tiene los pies grandes de tanto llevar agua del río. Y que allí está la plantilla con las patas dibujadas, aplanadas para que no los vaya a hacer más pequeños porque no le sirven, que esa es la medida, ni un milímetro menos. Y el jurungo que no entiende, extrañadísimo porque él las conocía con el pie :"¡piccolo, piccolo, piccolo mondo!" ¡Y esta era un fenómeno!". Hasta que lo convencí de que esa era la medida y que no se fuera a equivocar.
Así fué como te evadiste con tus zapatos de tacón alto y tu peluca de hippie y tus trapos de gitana... Y los policias cansados te pararon por rara, pero de tan rara se quedaron mudos y cuando lograron articular palabra ya era demasiado tarde.
Habías caído enguacalada y yo te bañaba con lágrimas de caña amarga en un intento por que nacieras de nuevo. Mientras alrededor se formaba "el rosario de ojos que miraban al muerto" .
Así te recuerdo y así quiero que sigas siendo, aunque hayamos muerto mil veces once, porque once son las estrellas.
Así te deseo empalagandote a mi lado, unido a mí, por una vez y para siempre aunque hayamos muerto mil veces once.
Eso es lo que quiero, ser capaces de maravillarnos, poder descubrirnos porque lo deseamos, porque lo sentimos, porque para tí sigo siendo la misma muchacha bella hasta la hartura, con una belleza que sigue allí dentro, bien guardada, unicamente para tí, porque es mi ofrenda, porque te amo y te he amado en todas tus vidas.
No te dejaré morir, mientras viva, ahí estarás siempre a mi lado, cuidándote, para que no muramos si no es de puro amor. Entre Peces y Capricornio que es el Macho Cabrío.
Entre el veintiuno y el veinticuatro cuando estaba lista para multiplicarnos y llevé con orgullo mis barrigas y nos estudiamos el Kamasutra para no quedarnos ahí contemplandonos solamente.
Y nos aprendimos todas las posiciones, las once de los Templos Indues, las once de Thailandia, las once del Japón, las once de la China, y las once de las Islas Maui y Las de las Once Sirenas... Y nos amabamos. Y nos seguiremos amando desde el Pleistoceno hasta mi Galaxia. A raticos, en cualquier momento, con una mirada y desde siempre, con todas las ganas...Porque ese es el secreto de la felicidad, todo en todo momento y tambien poco a poco a pequeñas dosis para poder asimilarlo.
Como las cucharadas de "Emulsión de Scott" que me daban cuando era pequeña y no sabía que era para fortalecerme. Pensaba que era porque la felicidad se lleva a cuestas, como llevaba el hombre de la "Emulsión de Scott" al bacalao, pesadamente entre pequeños tramos de nuestra historia.
La emulsión de Scott, me la daban para abrirme el apetito, en unas cucharas de plástico de colores que venían con la botella, para que me gustara, y aún así me iba en vómito, cuando ese musílago pasaba por mi garganta, me reventaba de asco. Y por eso fuí siempre amarilla, flacucha, chimbomba.
Recuerdo todo eso justo cuando la carne está escasa. Fué por esta época cuando pusiste de moda eso de evadirse de las cárceles vestido de mujer.
Cuando la carne está escasa, en El Llano agarran a los baquiros y los meten a todos enguacalados y comienzan a disparar y baquiro que cae, baquiro que se echan encima. Y el olor es nauseabundo y la sangre corre como hilos desenfrenados hasta el río de la vida y la caña dulce se pone amarga y allí queda la muerte.
Eso es muerte, muerte a las cinco de la tarde como el poema de García Lorca.
A las cinco de la tarde y es llanto y es muerte, muerte y llanto, llanto y muerte a las cinco de la tarde...
Cuando matan a los baquiros, se los hechan encima, les quitan la piel y los deguellan. El cuero dicen es muy útil para hacer botas, zapatos fuertes para usar en el campo. El cuero es impermeable y dura mucho en los pies de los vaquianos.
¡Baquiro , baquirito, no quiero estar en tu pellejito!.
Y la leprosadesorejada no sabe nada, no sabe que fuí a visitarte, a llevarte los zapatos de tacones altos, talla cuarenta y uno, once en talla americana, porque once son las estrellas y once los muertos.
Fue muy difícil lograr que el zapatero hiciera unos zapatos de mujer tan grandes y aquellas explicaciones : Que si son para mi mamá, que tiene los pies grandes de tanto llevar agua del río. Y que allí está la plantilla con las patas dibujadas, aplanadas para que no los vaya a hacer más pequeños porque no le sirven, que esa es la medida, ni un milímetro menos. Y el jurungo que no entiende, extrañadísimo porque él las conocía con el pie :"¡piccolo, piccolo, piccolo mondo!" ¡Y esta era un fenómeno!". Hasta que lo convencí de que esa era la medida y que no se fuera a equivocar.
Así fué como te evadiste con tus zapatos de tacón alto y tu peluca de hippie y tus trapos de gitana... Y los policias cansados te pararon por rara, pero de tan rara se quedaron mudos y cuando lograron articular palabra ya era demasiado tarde.
Habías caído enguacalada y yo te bañaba con lágrimas de caña amarga en un intento por que nacieras de nuevo. Mientras alrededor se formaba "el rosario de ojos que miraban al muerto" .
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